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viernes, 4 de mayo de 2012

Elda y Petrer, juntos y revueltos

La vida en los dos municipios converge casi totalmente y su límite geográfico no existe pero a día de hoy la unión es impensable


   Las poblaciones de Elda y Petrer, cuya separación es inexistente, vistas desde el castillo de Petrer / N. CARPENA

N. Carpena/ Elche

Caminar en línea recta por una misma calle, recorrer unos pocos metros y que cambie cuatro veces de nombre. El motivo: se ha pasado de una ciudad a otra y luego se ha vuelto a la primera. Esto ocurre en la frontera entre Elda y Petrer debido a que la delimitación de los municipios la marca una acequia  de riego oculta con una trayectoria muy irregular. Así la calle de Capitán Cortés de Elda se convierte en la calle Hernán Cortés de Petrer, después vuelve a ser de Elda, con el nombre de calle García Morato, para acabar de nuevo en Petrer, llamándose calle Andalucía. La unión entre las dos poblaciones es tal que, en muchas ocasiones, ni los propios vecinos saben dónde acaba una y empieza la otra. 

En el año 1969 hubo un intento de fusión. El resultado no pudo ser peor. Provocó la peor crisis que ha habido entre ambos ayuntamientos. La principal controversia estuvo motivada, precisamente, por el barrio de La Frontera. 

La Frontera
La limitación entre Elda y Petrer está hecha de tal forma que se puede decir que no solo están unidos, sino también revueltos. Calles que cambian una y otra vez de término municipal y de nombre, edificaciones construidas, muchas ilegalmente, entre las dos ciudades, un instituto, el Azorín, que aunque pertenece al término municipal de Petrer está a 80 metros de Elda, etc. En la actualidad, la zona de La Frontera no está aislada,  pero a finales de los años 60, el barrio estaba a unos dos kilómetros del casco urbano de Petrer, aunque pegado a Elda, cuyo crecimiento se desarrollaba en esta dirección. Un reportaje de La Verdad de 1969 recoge algunas anécdotas de los vecinos: “Aquí los únicos beneficiados son los perros. Los perros se escapan de sus casas de Elda y vienen a Petrer. Entonces el perrero de aquí no los puede recoger; lo mismo pasa en Elda”. El reportaje también se hacía eco de las deficiencias del barrio, como el alumbrado, el asfaltado o servicios de vigilancia y limpieza: “Cuando viene el camión de la basura de Elda es un poema. Muchas amas de casa quieren que se lleve sus desperdicios porque el de Petrer viene de uvas a peras”. El barrio creció con la llegada de manchegos, andaluces y murcianos atraídos por las posibilidades de trabajo. La Frontera progresaba, y sus habitantes cada vez se diferenciaban más de los del alto Petrer o “Petrer, Petrer”. 

La población de Elda también crecía debido a la atracción de la floreciente industria del calzado, pero había un problema: la ciudad se estaba quedando pequeña. Su área de expansión se aproximaba cada vez más a Petrer y Elda consideraba que el surgimiento del barrio de La Frontera se debía al desarrollo de su industria.

Una fusión fallida
El día 12 mayo de 1969 el Ayuntamiento de Elda celebró un pleno por el que de forma unilateral decidía solicitar la fusión con Petrer. En el municipio vecino nadie lo esperaba. La noticia apareció en los medios el 14 de mayo, día de San Bonifacio Mártir, patrón de Petrer. Aunque el pleno alegaba que la fusión beneficiaría a ambos municipios y que se trabajaría por la “prosperidad y grandeza de la nueva ciudad” también incluía un punto que fue tomado en Petrer como una amenaza: “El barrio de Petrer denominado ‘La Frontera’ es esencialmente producto del desarrollo de Elda y Elda tendrá que seguir creciendo […] por lo que, de no llegar la fusión, se vería obligada a intentar la segregación de parte del término de Petrer, para su incorporación al de nuestra ciudad”. Desde que la solicitud se hizo pública empezaron a proliferar en los medios cartas y declaraciones a favor y en contra. El presidente de la Diputación Provincial, Pedro Zaragoza Orts hizo unas declaraciones en La Verdad apoyando la fusión: “Todo lo que sea unir me parece bien, siempre que se respeten las características y personalidad de cada pueblo”. En Petrer, el rechazo al acuerdo fue unánime. En el pleno celebrado el 20 de mayo el alcalde, Pedro Herrero, declaró: “El acuerdo de esta corporación no puede ser otro que el de no tomarla en consideración, porque, viciada en su esencia por las clarísimas amenazas, no es dable a razonamientos ni se deduce en ella espíritu alguno de colaboración”. El Ayuntamiento de Elda respondió, el 7 de julio, aprobando una moción presentada por el concejal Cándido Muñoz Zafrilla. En ella, rectificaban. Exponían que no habían querido atentar contra las particularidades de Petrer, que todo había sido un malentendido y que estaban dispuestos a designar comisiones de los dos municipios para negociar la fusión. Pero lo más importante es que renunciaban a la anexión de La Frontera. La moción ponía de nuevo la pelota en el campo de Petrer. Petrer dijo no. Se mostró dispuesto a seguir colaborando con Elda, pero no a una fusión. El tema no se ha vuelto a plantear. Petrer y Elda seguirán estando juntos y revueltos pero no unidos.


África, más cerca de lo que parece

En Elda y Petrer viven diversas familias con niños africanos adoptados 

y el Grupo Abril y Abay ayudan a Kenia y Etiopía


N. Carpena/ Elche

Manuel no ha cumplido los siete años, al menos no oficialmente. En realidad podría tener siete y medio pero sus padres no lo saben. Ellos fueron los que eligieron  su fecha de nacimiento porque cuando nació no fue apuntado en ningún registro. Esto puede parecer extraño pero es frecuente en Etiopía, el país de origen  de Manuel. Él es uno de los niños adoptados por familias de Elda y Petrer.´

Elisa Amat, su madre adoptiva, explica cómo fue el proceso de adopción: “Dependiendo de la edad que tengas te dan un niño más pequeñito o más mayor, entonces a nosotros nos correspondía un niño de cuatro años para arriba”. Sin embargo, les dijeron que era posible que adoptaran a un niño de tres años. Tras la lectura del historial del niño y todos los pasos pertinentes ellos aceptaron. No obstante, Elisa cuenta que cuando vio la foto de su hijo ya se dio cuenta de que el niño no tenía tres años. La entrega de las fotografías a los padres adoptivos se realiza al final, porque es cuando más se sensibilizan. “Cuando lo vimos personalmente por supuesto pasaba por un niño de esa edad. Toda la ropa que le llevé le quedaba grande. Gastaba la talla 2 o 3, pero cuando lo trajimos a España y fue comiendo…”, recuerda Amat.  Pero antes de que ella y su marido Juanma se pudieran reunir con su hijo tuvieron que pasar por cuatro años de trámites y espera. Primero los psicólogos evaluaron su capacidad para adoptar. Cuando les concedieron el certificado de idoneidad, que los reconoce como aptos para la adopción, se pusieron en contacto con una ECAI, una Entidad Colaboradora para la Adopción Internacional. “La ECAI ‘rescata’ a tu hijo de un orfanato del gobierno, donde los niños pasan hambre y miseria, y lo llevan a un orfanato mejor, que ellos gestionan. – expone la madre adoptiva- En ese orfanato el niño va a tener comida, más higiene, va a estar mejor cuidado. En teoría”. El último paso del proceso de adopción es la asignación del niño. Los familiares cercanos han de renunciar a él en un juicio. La fotografía no lan dan hasta entonces. Suelen tardar un mes, pero Elisa Amat tuvo que esperar ocho meses. “El mejor momento es cuando ves a tu hijo, siempre que esté sano porque a veces los niños sufren desnutrición”. 

Etiopía es un país muy pobre, que atraviesa una gran sequía y carece de pantanos. La agricultura se ve muy afectada y la población pasa hambre. Hay muchos más niños de los que el país puede mantener. Solo en Addis Abeba, la capital, existen ochenta orfanatos y el gobierno no da ayudas. Por ello muchas ONG realizan proyectos para mejorar su situación. Entre ellas están el Grupo Abril y Abay Etiopía, con gran presencia en  Elda y Petrer. Elisa Amat es socia de Abay. Su contacto con la asociación se produjo a partir de la adopción porque entonces “surge la necesidad de ponerte en contacto con otros padres para que tu hijo se adapte mejor. Para que vea que no está solo y que hay otras familias que tienen niños adoptados”, declara. Todas las familias adoptantes de niños etíopes de Elda y Petrer son socios de esta asociación o de alguna similar. 

Las labores y objetivos de Abay
Abay Etiopía es una Organización No Gubernamental de Desarrollo, (ONGD), que tiene como uno de sus fines principales mejorar el proceso de adopción. Para ello  pretende incrementar el contacto entre los adoptantes y la comunidad etíope mediante charlas, jornadas, actos culturas. Pero la misión de la ONGD no se limita a las adopciones. Abay va a construir un centro polifuncional en Gaba Kemisa (Walmara), también colabora con un centro de autistas en Addis Abeba, proyectos de mejora de colegios y hospitales, lucha contra el estigma del SIDA mediante un espectáculo de marionetas o actuaciones para favorecer la agricultura.

El Grupo Abril
El Grupo Abril también realiza labores solidarias en Etiopía. Ahora va a empezar a colaborar con Abay. Ya lo hace con Mediterránea e Infancia Futura (IF) en Kenia, donde también actúa. El grupo está formado por diez miembros inscritos, todos de Elda y Petrer, pero cuenta con muchos más colaboradores, que participan de forma desinteresada. Según Teresa Ruiz, una de las impulsoras del grupo, este está compuesto de “enamorados de Etiopía”. La agrupación es conocida por sus cumpleaños solidarios y por sus fiestas para recaudar fondos. El próximo domingo 25 de marzo ha organizado una comida benéfica para financiar la intervención quirúrgica de un niño etíope. Uno de los proyectos de futuro más importantes de la asociación es el de la construcción de un orfanato en Kenia, del que la representante no puede dar detalles porque “es secreto”. Además de las acciones de ayuda en África también asisten a las personas necesitadas de Elda y Petrer. Teresa Ruiz cuenta que han ideado un sistema de trueque: “Ayudamos a las familias sin recursos a conseguir lo que necesitan y a cambio les pedimos cosas que no utilicen que a otros les vendrán bien”.