C.G. Bernabé, escritor
El autor eldense habla sobre su nuevo libro Félgora y el secuestrador de sueños y da algunos detalles sobre la saga
N. Carpena/ Elche
Aún no llega a la treintena y el escritor eldense César González Bernabé ya ha publicado cuatro libros, ha escrito tres relatos, y ha sido guionista y director de una obra de teatro. Su originalidad, su capacidad para sorprender al lector y su cuidada escritura convierten al prolífico autor en una de las grandes promesas de la narrativa española y su obra está alcanzado dimensión internacional. Los dos libros de su saga Félgora, ambientada en el mundo onírico, se venden en países como México o Guatemala, e incluso en Los Ángeles, EEUU. Aplaudido por crítica y público, César González acaba esta semana la gira de promoción de Félgora y el secuestrador de sueños, la segunda parte de esta serie, pero lejos de tomarse unas vacaciones ya está trabajando en el tercer libro, y, por si fuera poco, está escribiendo un cortometraje. “Hay un nervio que me hace escribir, escribir y escribir. Me hace falta, y además llega a ser aditivo”, explica.
Pregunta. Ha escrito mucho en un período de tiempo muy corto, ¿cómo lo consigue?
Respuesta. Hay que llevar una planificación sólida y una disciplina. Cuando escribes no hay nadie que te dé palmaditas, nadie que te ponga un horario o que te diga cómo hacerlo. Es soledad. A la gente le cuesta entender que seas tú mismo el que se planifique todo y que seas tan estricto con eso. Con El secuestrador de sueños pasé seis meses de locura.
P. ¿Por qué fue tan duro?
R. Me metí de lleno en la novela. La editorial me propuso escribir la segunda parte de Félgora y queríamos sacarla en un periodo cortísimo de tiempo. Estaba viviendo en Oviedo y pasé seis meses sin salir. Podría contar con los dedos de la mano las veces que salí para despejarme. Fue muy intenso. Ahora, con la tercera parte, me lo estoy tomando con más calma.
P. ¿Ha empezado ya a escribirla?
R. Por ahora estoy planteándome todo. Trazando en líneas generales la historia, dándole vueltas. El proceso de planteamiento es muy difícil porque tengo que tomar notas de los dos libros, escribir primero el borrador general, el esquema, después leerme las dos obras y empezar a tomar apuntes de ambas. Si ya fue compleja la segunda parte, la tercera va a ser un caos.
P. ¿Es muy cuidadoso con los detalles?
R. Hay que ser muy cuidadoso porque si no trazas bien la historia tú mismo te pierdes. Hay que estructurarlo todo bien. Yo no sé todo cuando empiezo a escribir. No conozco cada punto. Pero sí sé dónde van los personajes y cómo termina la historia. Hay que tener una guía general. Yo llevo notas de todo. Tengo una página para cronologías y otra para personajes, incluso tengo agenda para cada uno de los personajes. También he incluido muchos detalles que unen los dos libros de Félgora.
P. ¿Qué clase de detalles?
R. Las dos novelas tienen el mismo número de capítulos, los títulos están relacionados, los capítulos tienen el mismo número de palabras y están relacionados con el siguiente. Hay párrafos que están en los dos libros. Por ejemplo en el capítulo 28 de un libro hay un párrafo que también está en el capítulo 28 del otro y está ahí por algo. Yo soy muy loco para todo eso.
P. ¿Es cierto que la saga Flor de Iris también está relacionada con Félgora?
R. Sí, de hecho no solo Flor de Iris sino también los proyectos hipocampo: Las viudas de Tarmaso, Los hijos de Amor y Miedo y El huerto secreto. En El secuestrador de sueños incluso aparecen los nombres de esos cuentos, con una relación un poco especial, y también aparecen situaciones y personajes que acontecieron en La ilustradora de Lena Gladir. La unión que existe es que todo ocurre en el mismo universo y por tanto todo está relacionado.
P. La estructura de Flor de Iris está clara: siete novelas más una que las vincula a todas. ¿En el caso de Félgora hay un número establecido de novelas?
R. Flor de Iris está mucho más estructurada. Félgora es más orgánica. Obviamente la historia ya está trazada. No es que haya dicho “bueno como la primera ha tenido buena acogida voy a escribir otra”. Incluso, hay una parte de El secuestrador de sueños, creo que es el capítulo ocho, en la que he tomado unos escritos que tenía que escribí cuando tenía dieciséis años. Pero no sé cuántas partes tendrá Félgora, por ahora tres seguro. Todo depende de cómo evolucione.
P. La saga está adquiriendo un tono más adulto.
R. Sí, y en El secuestrador de sueños la historia es más seria, más madura. El libro es diferente, incluso he tenido que rebajar un poco la crudeza de algunos pasajes para que al público que le había gustado la primera parte pudiera engancharse a esta, sobre todo el público juvenil. Parece que la fantasía siempre va destinada a los adolescentes, pero no es así, y menos en el tema onírico. Todo el mundo sueña.
P. ¿Qué otras diferencias existen entre Félgora y el secuestrador de sueños y Félgora y la Antesala del olvido?
R. Hay un cambio muy importante. Mucha gente me preguntaba por la continuidad de los personajes. Yo siempre he dicho que no esperen las respuestas en seguida. Muchas veces nos empeñamos en que es más importante que el escritor responda a las preguntas que dejó en el otro libro que sorprender con otras preguntas, que, incluso, pueden llevar a más al final.
P. ¿Eso es lo que busca cuando lee un libro, que le sorprenda?
R. Lo principal que me entretenga. No soporto los libros en los que llevo 30, 40, 50 páginas y el ritmo es lento, no hay dinamismo y la historia va arrastrando. Creo que las historias tienen que estar escritas para activar, que tú cojas el libro y vivas. La fórmula tiene que ser vivaz, que te mueva.
P. ¿Cuáles son sus autores o libros de referencia?
R. Michael Ende y La historia interminable. No he encontrado otra novela que tenga tantos planos de lectura diferentes. Tiene una historia lineal con un trasfondo de materia filosófica y psicológica muy rico. Ese libro me fascinó y de pequeño lo odiaba. En el colegio me obligaron a leerlo y no podía con él. Lo cogí hace un par de años y me quedé blanco de lo bueno que era. Como autora admiro muchísimo a J.K. Rowling porque ha logrado lo imposible, que ha sido rescatar a la literatura. Otra referencia es Alessandro Baricco, por la forma tan mágica que tiene de escribir.
P. La historia interminable destaca por hacer partícipe al lector del relato, que es algo que usted también busca en sus novelas.
R. Yo no quiero escribir por escribir. Yo no podría escribir por encargo. Escribo para compartir y para pasármelo bien. Por eso me gusta que haya una implicación del lector y por eso a las novelas que escribo les añado ese tono casi de juego de rol. En Félgora intento hacer partícipe al lector de que él podría llegar a la antesala y en Flor de Iris intento hacer que el lector crea que en cualquier momento él puede ser otro elegido. No quiero que se cierre el libro y se olvide.
P. En Félgora y la antesala del olvido es muy fácil identificarse con Tomás. Es una persona corriente. Está cansado de su vida, de su trabajo y entra en otro mundo, el mundo de los sueños.
R. Es un personaje que quiere escapar de su rutina y le llega una liberación. Todo el mundo sueña con una liberación. Incluso los que tienen una situación muy buena siempre sueñan que les ocurra algo extraordinario que les cambie la vida y que les active. En este caso, Tomás encuentra la liberación en el mundo de los sueños, que es algo accesible. Todo el mundo sueña. Todo el mundo podría acceder a la antesala y encontrar esa liberación.
P. ¿Cree que los sueños nos influyen en la vida cotidiana?
R. Más que influir en la vida cotidiana lo que hacen es dar pequeñas pistas para mantenerte alerta. Todo el mundo recuerda sueños que le han marcado de algún modo. También buscamos una relación de los sueños con la vigilia. El por qué hemos soñado algo. Creo que lo que nos ocurre en realidad es que los sueños nos impactan para que busquemos la magia.
Estupenda entrevista. Felicidades por tu trabajo. Con tu permiso, la adjuntamos en nuestros portales. ¡Un fuerte abrazo!
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